Iguana Custom Magazine

La M 1500 ofrece una estética muy parecida a la de su hermana mayor, pero con las diferencias necesarias para que su precio resulte, en proporción, mucho más atractivo.

En tiempos de crisis como los que corren no hay nada como la contención. En Suzuki parecen tenerlo claro, si debemos juzgar por su último lanzamiento en el segmento cruiser. Hasta ahora, su gama de Intruder grandes se componía de la M 800 y la M 1800 R, y la 1500 viene a situarse en un atractivo término medio, ni tan “básica” como la 800 ni tan superlativa como la 1800.

Las grandes cruisers tienen su principal mercado en el país que las vio nacer y les dio sentido, Estados Unidos. Allí, hasta hace relativamente poco, la gasolina iba a precio de agua y, por lo tanto, una moto de 1.800 c.c. no sólo no era un problema, sino que, casi, casi, rayaba en lo obligatorio… o incluso en lo patriótico. Pero la situación económica actual ha hecho que la gasolina suba de precio incluso allí. La M 1500 es la opción ideal para quienes no quieren o no pueden pagar y mantener la 1800, pero tampoco desean ver en entredicho su extraño concepto de la virilidad (o del honor) con algo tan insignificante por aquellos lares como una 800.

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Al otro lado del charco, la 1500 también es una muy buena noticia. Seguramente desplazará la 1800 en ventas, porque es una opción más lógica con los tiempos que corren. A pesar de que estéticamente tiene mucho en común con su hermana mayor (un acierto por parte de Suzuki), la nueva Intruder será considerablemente más económica gracias a ciertas diferencias con ella: las pinzas de freno delanteras tienen dos pistones en lugar de cuatro y no son radiales, controles y pedales no son de tan alta gama, carece de algunos adornos cromados que apenas se notan si no las comparas, pero todo ello de gran calidad y nivel de acabados.

Pero, además de la gran similitud estética con su hermana, lo más positivo de la M 1500 es que monta un motor totalmente nuevo que sigue la misma estructura de dos cilindros a 54 grados que la M 1800 R, pero con 1.462 c.c. y unos 80 CV de potencia. Para este motor no se ha aprovechado en nada el 1800, pues éste es un propulsor carrera larga de 96,0 mm de diámetro de pistones por 101,0 mm de carrera, cuando el 1800 es 112,0 x 90,5 mm. Los ingenieros de Suzuki han instalado el propulsor en el chasis con silentblocks de goma y han adoptado otra vez la transmisión por cardán para que la moto se muestre suave y libre de vibraciones en todo momento. La Intruder incorpora tecnologías derivadas del mundo de la competición que contribuyen a su buena respuesta, como la alimentación por inyectores dobles y doble palomilla SDTV en las toberas de admission en cada cilindro, los cilindros con tratamiento SCEM y el doble encendido. Un eje de equilibrado y dos amortiguadores de transmisión (uno para el cigüeñal y otro para el cardán) también ayudan a su buen carácter.

Suave y atenta
En marcha, su suavidad de funcionamiento resulta evidente y la moto hace gala de un par generoso a todos los regímenes que la aleja de la tosquedad de otras V-twin de talla grande. Al confort de la conducción contribuye la caja de cambios, de cinco relaciones, con un funcionamiento impecable y sin problemas para encontrar el punto muerto. El embrague también se acciona fácilmente, pero se agradecería que fuese regulable la leva para no olvidar a los hombres de manos pequeñas y a las féminas amantes de las cruisers contundentes (que las hay, naturalmente).

Aunque no tiene una aceleración brutal y su sonido de escape no es todo lo espectacular que sería sin la Euro 3, la M 1500 es capaz de acelerar con ganas incluso en las marchas más altas y desde regímenes no muy elevados (gracias a la buena disponibilidad de par ya mencionada).

A pesar de que no escapa al carácter típico de cruiser grandota (pesa 328 kg y mide 2.410 mm de largo), la nueva Intruder es una muy buena aliada en curvas. Tiene una agilidad sorprendente, pero se ve limitada a veces por unos reposapiés que rascan demasiado pronto el asfalto y una distancia libre al suelo que podría ser mayor.

Bien calzada y suspendida
En relación con la 1800, la 1500 también monta un bastidor doble cuna, pero con un manillar y unos reposapiés más cercanos al conductor, un asiento más alto (pero para todos los públicos: a 716 mm del suelo) y una posición de conducción ligeramente más erguida. Aunque las diferencias son milimétricas, todas suman y, unidas a las menores dimensiones de la moto y a una distancia entre ejes también inferior (1.690 mm frente a los 1.705 mm de la 1800), dotan la nueva Intruder de una compacidad notablemente más manejable en curvas. Enlazar virajes puede resultar realmente divertido, la dirección es ágil y no se ve penalizada por el grosor de la goma trasera de 200 mm de sección. La misma compacidad, junto a la ubicación muy baja del centro de gravedad, facilita mucho las maniobras en parado y a baja velocidad… aunque no por ciudad, donde su peso se hace notar en tráfico denso y muy baja velocidad.

En la frenada, las diferencias con la 1800 son salvables, pero se notan. El doble disco delantero con pinzas de dos pistones cumple bien para divertirse por curvas, pero se les podría pedir algo más de potencia (y tacto) al detener la moto cuando circulas a gran velocidad. La Intruder 1500 tiene una frenada bastante progresiva bien asistida por el disco posterior.

La buena respuesta de la Intruder en curvas tiene mucho que ver con la buena combinación de la rueda delantera de 18″ con el balón trasero y también con el comportamiento de las suspensiones. Delante monta una horquilla invertida no ajustable con 130 mm de recorrido que cumple bien con su cometido de mantener la estabilidad de la dirección. Detrás, un amortiguador oculto, que trabaja por medio de bieletas de progresividad variable, dota el bastidor de un atractivo aspecto hardtail y también está a la altura de las circunstancias.

El resto del artículo está publicado en la revista mensual Solo Moto Treinta nº 319, a la venta en los quioscos de toda España desde el 13 de agosto de 2009
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